La Secretaría de Pueblos Indígenas del Ministerio de Desarrollo Humano, entregó reconocimientos a mujeres de distintas comunidades aborígenes de Jujuy por su labor en la conservación de saberes relativos a la medicina ancestral y a la cultura alimentaria de los pueblos indígenas, en el marco del Día Internacional de la Mujer Indígena.
En la Plaza Vilca, se emplazaron stands donde mujeres de los pueblos Guaraní, Kolla, Omaguaca, Atacama, Chicha y Quechua exhibieron sus saberes mediante la muestra de los alimentos que elaboran en sus comunidades a través de la agricultura familiar, como así también comidas y bebidas que preparan para las ceremonias y festividades tradicionales. Además expusieron artesanías y hierbas medicinales de cada región y su uso para el cuidado de la salud física, mental y espiritual.
Andai kagu+y+ del Ramal, kalapurca de la Puna, chicha morada de la Quebrada, nueces silvestres de los Valles y otras producciones fruto de los saberes ancestrales fueron compartidas por las kuñareta y warmikuna, quienes destacaron la importancia de encontrarse y darle valor a la sabiduría de las personas adultas mayores, a la transmisión de esos conocimientos heredados de generación en generación y a la defensa de la propia cultura.
La secretaria de Pueblos Indígenas, Yolanda Cruz, reivindicó la figura de Bartolina Sisa, por quien se conmemora el Día de la Mujer Indígena, y agradeció a las cincuenta mujeres participantes, entregándole un diploma de reconocimiento durante el acto, por el aporte a la conservación de los saberes ancestrales.
Por su parte, María Ramos, mujer sabia del Pueblo Kolla, comentó que compartió “la sabiduría ancestral que aprendí de mis abuelos; tuve una abuelita que vivió 116 años gracias a una buena alimentación con productos naturales que nos da la madre tierra y todavía practicamos esa forma de vida”.
“En mi chacra crío gallinas, cabras, pavos, conejos y ahí están mis hierbas medicinales que los abuelos antes sembraban y yo continúo con esa sabiduría defendiéndola para que no se pierda y para que haya gente sana”.
“Las hierbas medicinales jamás faltaron, siguen estando vivas las plantas; mi abuela me enseñó a curar con las hierbas, con los minerales y con los animales, y eso estoy volcando a los nietos para que sigan transmitiendo lo que he aprendido, para que ellos también lo hagan y puedan también alimentarse con productos naturales sanos”.
“Yo no uso ningún tipo de fertilizantes químicos, mis productos son puramente naturales: quinua, maíces en variedades diferentes porque cada una tiene sus propiedades, papas criollas, porotos y zapallos he traído para mostrarles que es lo que produce mi tierra”.
“Si seguimos así exponiendo y mostrando lo que sabemos hacer, esto no se va a perder», argumentó, y concluyó: “Agradezco a mis abuelos la sabiduría que me dejaron, ya que para mí es un orgullo estar aquí y poder decir: ¡Esto produce mi tierra, esto es natural, esto les va a curar y con esto se tienen que alimentar!”.
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