El embajador argentino en Brasil se encontraría como la opción más potable para poder deshacerse de cualquier tipo de separación en el oficialismo por su ambigüedad ideológica.
El jueves pasado se realizó una reunión amplia del Gabinete nacional, otra vez con resultados decepcionantes. El Gobierno funciona de manera errática y contradictoria, y ni siquiera consigue acordar posiciones comunes. Y para peor, Alberto Fernández no participó del encuentro por segunda vez consecutiva, ya que ahora viajó a San Juan y dejó a sus ministros en banda. “Que se hagan cargo de tener un presidente como yo”, habrá pensado.
Mientras que Gabriel Katopodis y Juan Zabaleta tratan de recomponer la relación con La Cámpora y el Instituto Patria, el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, no tuvo empacho en salir con los tapones de punta contra la vicepresidenta a la salida de la reunión.
“Cristina Fernández de Kirchner se corrió de la gestión. No tiene sentido que los que llegamos con un objetivo nos corramos para no seguir avanzando con ese tema. El método no puede ser la interna que fue lo que pasó, una hora y media hablando de la interna. Tenemos que hablar para definir métodos y acciones constructivas y no hablamos de la oposición”, afirmó.
No sólo Cristina fue el problema. Juan Manzur no sabía que informar, Martín Guzmán no tenía ningún plan para combatir la inflación, Santiago Cafiero no podía mostrar ninguna inversión conseguida durante la gira europea de la semana anterior y el Censo Nacional dejó a muchos argentinos sin contabilizar, por lo que debió extenderse la modalidad virtual por varios días. En comparación con los males que afronta el Gobierno, para Manzur la organización del censo fue una “tarea fenomenal”.
Mientras tanto, Alberto quiere reelegir pero no tiene gas y Cristina quiere ser Presidente, pero deberá conformarse con competir con Unidad Ciudadana por la provincia de Buenos Aires. Con este panorama tan desalentador, las miradas desde hace un tiempo van girando hacia Daniel Scioli.
Un mes atrás circuló un spot publicitario que promovía su candidatura presidencial. Inmediatamente se multiplicaron los comentarios en las redes sociales, omitiendo el detalle de que se trataba de un video del año 2015. En el entorno del ex motonauta aseguran que no surgió de allí la publicación, y hasta indican que tal vez haya sido hecha con el objetivo de dejarlo mal parado frente a la dirigencia del Frente de Todos, donde tanto Alberto como Cristina ambicionan la candidatura para 2023.
Pero, más allá de las responsabilidades, lo que queda en claro que tanto él como el sciolismo están decididos a sumarlo a esa carrera. Pero no a través de una competencia con la dupla presidencial, sino como un candidato de unidad entre lo que queda del Frente de Todos y buena parte del peronismo que se alejó o que nunca formó parte de él.
En off tanto del lado del presidente como de la vice consideran que es un excelente candidato para 2023. Alguien que perdió por apenas un punto en 2015 contra Mauricio Macri, con el aparato oficial en contra y que no se privó de anticipar todos los males que sufriría la Argentina si el vencedor era el jefe de Cambiemos. Con estos antecedentes, en cualquier país del mundo hubiera sido el candidato natural para 2019, pero Cristina una vez más no lo quiso.
Ahora parece no estar tan segura de mantener esa determinación Si bien tanto ella como Alberto intentarán hasta última instancia ser la cabeza de la fórmula presidencial, saben en su fuero íntimo que no les alcanza.
Scioli sabe que necesita de la unidad y del respaldo de ambos vértices del Frente de Todos para ser presidente. Por esa razón desmintió inmediatamente los rumores que, tras las PASO de 2021, aseguraban su pronta incorporación al gabinete nacional. Y es que no le servía para nada ser el ministro de un gobierno en pleno proceso de naufragio y si, en cambio, continuar con su efectivísima tarea de embajador en Brasil.
Días atrás Scioli organizó el Pabellón Argentino en la Feria APAS Show 2022 que tiene lugar en San Pablo. Esta estratégica feria es la más importante en el sector de insumos, instrumental y servicios para las instituciones médicas en América Latina.
El espacio de promoción de la industria y la producción nacional tiene un espacio de 286 metros cuadrados y es ocupado por 35 empresas provenientes de Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, San Juan, Santa Fe, Tucumán y Corrientes, que exhiben una amplia oferta de productos de exportación, principalmente alimentos y bebidas como arroz, aceitunas, aceite de oliva, quesos, dulce de leche, alfajores, vinos, pescados, embutidos y cerveza, entre otros.
Allí compartió la inauguración con Jair Bolsonaro, mientras que por cuerda separada Lula da Silva lo elogiaba en O Globo, la principal cadena de comunicaciones brasileña. Más tarde relacionó al gobernador misionero Oscar Herrera Ahuad con Hyundai y facilitó el encuentro con la empresa Dass, para realizar inversiones y ampliar las existentes en esa provincia argentina. De paso, facilitó el potenciamiento de los negocios con Brasil de 19 empresas argentinas, que ahora estarán en condiciones de abastecer a más de 90 mil profesionales médicos de la región.
La gestión de Scioli en Brasil le significó un reciente reportaje en la red O Globo Mundo, un ámbito poco frecuente para la política argentina. Objetivamente, cualquiera de los dos principales candidatos al próximo mandato presidencial en el gigante de América del Sur respalda su aspiración presidencial. A punto tal que Jair Bolsonaro propuso la incorporación de la Argentina a los BRICs, algo totalmente impensado cuando asumió la embajada dos años atrás.
Días atrás, el ministro Martín Guzmán elogió su desempeño en una cumbre con el Círculo Rojo: “Viene haciendo un grandísimo trabajo en Brasil para que ambos países trabajen juntos”, enfatizó, ante el beneplácito de los asistentes.
Sólo unos días después, Scioli participó del Foro Internacional de Logística Multimodal Sostenible, que apunta a avanzar en la integración energética y de infraestructura como el corredor Bioceánico, para garantizar la seguridad energética y alimentaria.
Estos logros reciben escasa atención en nuestro país, más allá de la comunidad de negocios que los siguen con detenimiento. Y es que un eventual presidente peronista, con el respaldo de los gobernadores, las bases partidarias, el empresariado, la comunidad de negocios del MERCOSUR y ambas vertientes del Frente de Todos sería tal vez la única alternativa para evitar una derrota catastrófica en 2023. Un resultado que Cristina ya da por sentado, pero que le plantea una difícil alternativa, porque si Scioli es derrotado justificaría su preferencia por Alberto Fernández en 2019, pero si obtiene una victoria en condiciones tan desfavorables lo consagraría como un líder excepcional que podría echar sombras sobre su propia figura.
¿Llegará, por fin, una nueva oportunidad de competir por la presidencia para Daniel Scioli en 2023? La “Gran Argentina” ya ha comenzado a calentar los motores. Una de las tantas incógnitas que se deben tener a mano.
